Esta vez, el que dio más vueltas no fue el que ganó.
Crónica de la Backyard Ultra La Parra 2023
Ya lo decía Sansón Carrasco en “El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha” cuando, hablando de la segunda parte del libro comentaba:
Estamos en duda si saldrá o no, y así por esto como porque algunos dicen: Nunca segundas partes fueron buenas
En aquella ocasión el bachiller protagonista de la escena, se equivocaba de lleno y aquel libro, con todas sus partes, se convirtió en Universal. Nosotros, que procuramos ser comedidos en todo aquello que hacemos y decimos, no tenemos la pretensión de convertirnos en universales, pero sí estamos seguros de que nos esforzamos sin descanso en que las cosas salgan cada vez un poquito mejor que la anterior. Y en esta ocasión, creo que lo hemos conseguido.
Han sido muchas horas de trabajo (casi como si sumarais el total de vueltas de todos los corredores), reuniones, llamadas, correos, whatsapps, imágenes, videos, proveedores, etc. con el objetivo de que los corredores estuvieran lo más cómodos posible y, que disfrutaran de la competición sin necesidad de preocuparse por nada.
Si lo hemos conseguido o no, os dejamos a vosotros valorarlo, pero las sonrisas de cada uno de los corredores al finalizar su prueba, nos dieron bastante pistas.
Llamadnos locos, perturbados, alienados o maniáticos, pero desde que los fenicios inventaron el dinero no se ha encontrado una forma mejor de pagar a las personas por su trabajo y este no es un caso diferente. Ya sé que somos casos dignos de estudio psiquiátrico, y quizás en un futuro los científicos estudien nuestros cerebros como un caso único de homínidos que querían ganar dinero trabajando, pero mientras, nosotros seguimos haciéndolo para conseguir ver todas esas sonrisas agotadas y verdaderas, ajenos a la sabiduría popular exhibida en una pared blanca.
Cuando faltaba un minuto para alcanzar las 08:00 de la mañana del sábado 11 de marzo, el último pitido para avisar a los corredores resonaba dentro del pabellón. Risas, nervios, comentarios y sobre todo muchas ganas de todos los que tomamos la salida (Sí, yo estaba entre vosotros).
La primera vuelta siempre sirve de reconocimiento del lugar. Cada corredor va viendo donde debe andar y donde puede correr según sus propias sensaciones. Al final cada uno sigue su propia estrategia igual de válida porque nadie conoce mejor sus defectos y sus virtudes que uno mismo.
El tiempo acompañó y solamente durante unos pocos minutos cayó una ligera lluvia que no inquietó a nadie. La temperatura perfecta y algunas nubes escondiendo de vez en cuando el sol hicieron que tuviéramos una jornada maravillosa para correr.
Y eso hicimos.
Ya habéis podido ver que Florin, el más aclamado sin duda en la sección de los bares, se proclamó vencedor de la prueba con 24 vueltas asistido por Iago que nada más comenzar la vuelta 24 decidió que ya había tenido suficiente.
La mayoría de los corredores superaron sus distancias máximas y los que la corrían por primera vez disfrutaron de este formato tan especial. No hacía falta que nadie nos lo dijera, se veía claramente en los rostros de los que terminaban cada vuelta.
Gente que lo máximo que había corrido en su vida eran 14 km, llegaron a hacer hasta 5 vueltas, 33,5 km, más cerca de la maratón que de la media maratón.
Si hubiera que dar una medalla al valor y al entusiasmo sin duda iría a parar a manos de la más veterana de la prueba que superando las seis decenas, consiguió correr 4 vueltas, cerca de 27 km.
Fuimos honestos y hace semanas que os dijimos que solo se exigían dos requisitos fundamentales para participar en este tipo de carreras: Cojones y saber sonreír. Valentina es el ejemplo que lo representa. Ella no ganará una Backyard Ultra nunca, pero nunca nadie disfrutará una Backyard Ultra como ella.
Pero como ya sabéis, esta carrera tiene un protagonista especial y único. Las gentes de La Parra
Os descubriré un pequeño secreto que nadie sabe, pero con el que todos los que dimos al menos una vuelta estaremos de acuerdo.
Lo sentimos por Florin, pero él no fue el verdadero ganador de la segunda edición de la Backyard Ultra La Parra 2023.
Sí, él fue quien más vueltas dio, pero el verdadero título de campeón, en este caso campeona, se lo llevó Cristina, una niña de 4 ó 5 años que esperaba impaciente a que todos los corredores pasaran frente a la puerta de su casa para chocar la mano con ellos y llenarles de energía.
Hablo por mí, pero creo que lo hago en nombre de todos los que participamos, llegar a ese punto era una de las referencias esperadas por cada uno de nosotros. Sabíamos que en la parte que corríamos junto a la carretera, cuando pasáramos el pequeño parque infantil que dejábamos a nuestra derecha, llegaríamos puntuales a nuestra cita con la palma de Cristina que esperaba con la mano levantada cuando todavía estabas a diez metros de distancia.
La cara de ilusión, su sonrisa y su palmada nos llenaban a todos de las fuerzas que nos faltaban para acometer la última subida a la Iglesia. Una vuelta, tras otra, tras otra, allí estaba Cristina impaciente a que pasaran todos los corredores y regalarles una palmada energética que desbordara sus reservas de energías.
Al llegar al pabellón, los corredores también recargaban sus energías con la fila de niños que se situaba en la entrada, que a más de uno nos dieron la fuerzas necesarias para continuar una vuelta más. Eso solo puede significar una cosa: la prueba está más viva que nunca.
Hay dos tipos de personas en el mundo, las que construyen, aportan, trabajan, se ilusionan e ilusionan, y miran para adelante y las que hacen pintadas. La sonrisa de Cristina dejó claro a todos y cada uno de los chocamos con ella, qué tipo de persona es ya con tan corta edad.
Ella, y el resto de niños del pueblo, son el futuro de esta carrera y haremos todo lo posible para que algún día sea ella quien corra por las calles de su pueblo mientras una niña de cinco años sale cada vuelta a la puerta de su casa para saludar a esos héroes.
Fotos gracias a Enrique Sanabria