Crónica de la Backyard Ultra Los Molinos 2024
Lo sabemos, llevas varios días que sigues dando vueltas a tu cabeza al recorrido de Los Molinos.
Probablemente hayas incluso soñado con él en algún momento.
Probablemente te hayas sorprendido a ti mismo esbozando una
sonrisa recordando algún momento especial del fin de semana.
Todo es normal.
Son tus hormonas de la felicidad las que están actuando. La
dopamina, la serotonina, las endorfinas y la oxitocina, llevan un par de días
campando a sus anchas por tu cuerpo.
No entraremos muy profundamente en explicar qué hace cada una de
esas hormonas y porqué se activan. Necesitaríamos unas 39 horas para empezar a
comprenderlo.
El ejercicio físico, pasar tiempo al sol, caminar bajo la luna,
meditar, la risa, conocer gente nueva y la satisfacción de hacer lo que
realmente nos gusta son disparadores de esas hormonas.
Os podéis ahora hacer una idea más clara de lo que os ha pasado
esta semana. Si la Guardia Civil tuviera un detector de hormonas de la
felicidad, habríais acabado todos presos.
Hay una moda ahora que se está imponiendo en las grandes
carreras y es sacar los dorsales de la siguiente edición al día siguiente de la
prueba.
Quieren aprovechar el efecto de todas estas hormonas a sabiendas
para vender los primeros dorsales.
Y funciona, vaya si funciona.
Tranquilo, nosotros vamos a tardar más. Creemos que es
importante darte tu tiempo para analizar con tranquilidad lo que ha pasado, lo
que has vivido, los dolores y placeres experimentados y que puedas tomar una
decisión meditada y responsable de cara al año que viene.
Sí, eso te lo podemos anunciar ya. El año que viene repetiremos
porque nosotros también tenemos el cuerpo llenito de hormonas de la felicidad.
Desde las 18:00 del viernes estábamos preparados para empezar a
dar los dorsales.
Elije el sitio que más te guste.
Puedes coger las colchonetas, pero por favor, no pisarlas con
zapatillas (Que tire la primera piedra quien no pisara en algún momento alguna
colchoneta con zapatillas).
Tienes una zona de carga de dispositivos en aquella esquina.
Los baños por ese pasillo. Puedes coger agua que es buena.
Con el dorsal vas a la zona acristalada y te dan la bolsa del
corredor y la camiseta. ¿Te hicieron las niñas el truco de magia?
Era la primera de las sorpresas.
A las 20: 45 dimos el último dorsal. 23 personas no acudieron.
El pabellón estaba lleno, pero todos los participantes
disfrutasteis de vuestro propio espacio sin estrecheces. Esa era de las cosas
importantes para nosotros: la comodidad de los corredores y es algo con lo que
no vamos a jugar.
Es primordial para nosotros. Sabemos que hay carreras que están
metiendo mucha más gente y que hay maneras de hacerlo, pero nuestro limite por
el momento lo pone el espacio, la comodidad y nuestra capacidad para intentar
que todos los participantes se sientan perfectamente atendidos.
Eso no es negociable.
En la primera vuelta tuvimos a nuestros primeros dos vencedores.
Un él y una ella.
Desconozco o al menos no soy capaz de recordar los motivos de
él, así que me quedo con los de ella.
“He tenido doble turno, vengo sin dormir y estoy físicamente
destrozada, pero quería estar aquí, aunque solo fuera una vuelta”.
Para nosotros esa actitud vale lo mismo que las 39 vueltas del
ganador. Esa es la gente que queremos en nuestras carreras, gente comprometida
y gente convencida. Así que desde aquí, muchas gracias por haber estado.
Las dos primeras vueltas sirvieron para conocer el recorrido y
para disfrutar del comienzo de la noche más corta del año. Eran cerca de las
22:30 y todavía había cierta claridad.
La noche fue fría y fue el primero de los problemas a los que se
enfrentaron los corredores. No es fácil de gestionar el frío y el sudor.
Para nosotros como organizadores la noche pasó también rápido.
Las primeras horas son un continuo ir y venir. Fernando se acercaba al cruce
más problemático para parar el tráfico mientras pasabais y yo permanecía en el
pabellón preparando todo para la siguiente vuelta.
Este año hemos intentado poner un poco más de atención en el
tema del avituallamiento. Queríamos que fuera más completo y sobre todo más
variado.
Prepara los sandwhiches, corta la fruta, repón líquidos, frutos
secos, arroz, pasta, galletas de chocolate, en cada vuelta íbamos variando la
comida para que los corredores se sintieran bien atendidos.
Cuando menos te lo esperas empieza a clarear. Las primeras luces
del alba asoman por detrás de las montañas de la sierra del Guadarrama. Al lado
tenemos la Peñota con sus tres picos recortando el cielo, Siete Picos encima de
Cercedilla y al fondo la bola del mundo y La Maliciosa.
Para mi es uno de los momentos más mágicos de todo el fin de
semana. Esta vez podríamos vivirlo dos veces.
El goteo de bajas ha sido incesante durante la noche al igual
que el goteo de sonrisas de cada uno de los participantes que vienen hasta la
mesa para decirnos que terminan pero que han disfrutado cada una de las
vueltas.
Esas “gracias” que recibimos son nuestra mejor recompensa. El
cansancio, la falta de sueño y sus ojos nos aseguran que son gracias sinceras,
de las que salen del corazón, imposibles de fingir.
Unos han conseguido sus objetivos, otros no, unos pocos lo han
superado sin saber bien cómo, algunos prudentes paran porque se lo toman como
parte de un entrenamiento para un objetivo posterior.
Esa sonrisa al darnos las gracias, esos apretones de manos y
esos abrazos son reales, tan reales como sus dolores en cuádriceps o gemelos o
como las ampollas de los pies.
El día trae dos sorpresas que alegran la vida a todos.
Una son las facturitas argentinas que ponemos para el desayuno
cortesía de nuestro fisio de confianza, David.
La segunda son las manos del propio David que atienden
principios de fascitis, gemelos sobrecargados, rótulas inflamadas por una
caída, cuádriceps contracturados, caderas desplazadas, espaldas doloridas,
cuellos apretados…
Desde aquí nuestro agradecimiento a David por el madrugón, por
las facturitas, por los consejos y sobre todo por los cuidados a nuestros
corredores.
Pocos lo sabéis, pero la carrera hubiera durado bastante menos
si no hubiera atendido al asistente cuando en la vuelta doce casi no podía
pisar.
Te mandamos unas gracias sinceras cargadas de hormonas de la
felicidad.
A esas horas, un rumor empezaba a crecer entre los corredores
que aún permanecían en carrera.
¿Lo has probado?
Increíble. Espero que haya más.
Sí, estamos hablando del gran protagonista del día que no era
otro que el delicioso bizcocho de naranja de mi mujer.
No me lo dijisteis, pero sé que muchos corríais con más ganas
pensando en que habría bizcochito rico cada vuelta.
Al igual que algunos corredores teníais a alguien que os
ayudara, yo he tenido todo el fin de semana el apoyo de mi mujer y de mi
familia, sin cuya ayuda hubiera sido imposible para mi atender la carrera de la
manera que lo hemos hecho.
Gracias por estar, por apoyar, por aportar, por cocinar, por
animar y por respaldar en cada vuelta que damos juntos en la vida.
Entre vuelta y vuelta llegó de nuevo la noche con cuatro
protagonistas. Ibón, Toni, Javier y Damien.
Aquí es donde se vio la verdadera importancia de contar con
alguien que te ayude en estas carreras o ir solo.
El aspecto deportivo es el protagonista en cualquier carrera y
la nuestra no es distinta. Sin embargo, vivir esta carrera desde dentro te
permite apreciar cosas que trascienden al ámbito deportivo.
Damien decidió parar en la vuelta 25, una más de las que tenía
como mejor marca. Javier decidió parar en la 26. Nos quitamos el sombrero ante
los dos que sin ningún tipo de ayuda consiguieron una cifra de vueltas al
alcance de pocos, cada uno con su estilo, más extrovertido el francés y más
tranquilo el de Huelva.
La cara de satisfacción era común a los dos.
No sabemos lo que se habló entre los dos últimos corredores en
la oscuridad de la noche en esos caminos de Los Molinos, eso quedará entre las
piedras del recorrido y el polvo que levantaban sus pies que, como las
palabras, era levantado por la fresca brisa de la sierra para acabar sujeta a
la cumbre de alguno de esos colosos que os han estado vigilando desde las
alturas todo el fin de semana.
Sí puedo hablar de lo vivido entre las cuatro paredes del
pabellón, de la entrega de dos mujeres (y una hija), que vuelta tras vuelta
esperaban a sus compañeros para desabrocharles las zapatillas, darles de comer,
darles de beber, tener ropa limpia preparada o lo que cada uno necesitara en
cada momento.
Sé que las cifras de las Backyard son muy espectaculares, más de
200 km, treinta y tantas horas corriendo sin parar, todos esos datos llaman la
atención por si solos.
Sin embargo, y sin querer menospreciarlos, yo me quedo con lo
que se vive dentro. Esa entrega, la cantidad de horas sin dormir o durmiendo a
intervalos, la fatiga mental que supone tener que estar pendiente de todo
durante tanto tiempo, la paciencia y por supuesto, el amor que demuestran en
cada mirada, en cada caricia, en cada masaje, me enseñan lo mismo de la
capacidad humana que los 260 kilómetros en las piernas de los corredores.
Así que, desde aquí, nuestro homenaje y nuestra más sincera
enhorabuena a Nerea y a
Bibi, las dos grandes protagonistas silenciosas de la carrera.
Esta semana recibíamos un comentario que explica perfectamente
porqué hacemos estas carreras y porqué las hacemos así.
Muchas gracias! Reitero mi
enhorabuena por el carrerón, hacéis que muchos cumplamos sueños!
Sinceramente creemos que no hay nada más maravilloso en esta
vida que ayudar a los demás a cumplir sus sueños porque hacerlo es cumplir con
el nuestro propio.
Podéis estar seguros de que continuaremos haciéndolo.
Fernando y Marcos